Por primera vez desde el 2007 no hubo envíos desde la terminal aérea local. Los productores locales optaron por viajes marítimos y por Ezeiza.
A fines de septiembre, los productores avizoraban limitaciones en el mercado que complicarían las exportaciones de arándanos desde el aeropuerto Benjamín Matienzo. El incremento de los costos de los cargueros obligaba a ya a las empresas locales a redefinir otras rutas de envío de las frutas frescas a los clientes mundiales. Un mes y medio después, esa conjetura se terminó confirmando y marcando un año que quedará en los registros oficiales.
Por primera vez desde 2007, y a los pocos días de la campaña 2020, en Tucumán no se concretaron vuelos de carga desde la terminal aérea provincial debido a las altas tarifas de fletes de las compañías de servicio, como Latam Cargo. “Si no hay precios razonables, no habrá vuelos”, había remarcado en la Asociación de Productores de Arándano (Apratuc), cosa que ocurrió.
Las exportaciones a la Unión Europea se concretaron a través de vuelos comerciales desde Ezeiza. También se realizaron salidas vía marítima pro el puerto de Buenos Aires. A Estados Unidos (EEUU), gran parte de los cargamentos con frutas finas partió desde la termina náutica de Valparaíso, Chile. Así, quedaron atrás los 19 vuelos del año pasado o los 31 servicios de 2018.