De acuerdo al último informe de perspectivas de la agricultura en América Latina y Caribe presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Argentina ocupa el 2º lugar en el ranking de países en el mundo que cuentan con producción orgánica certificada detrás de Australia.
En este marco y desde hace unos años, los socios del Comité Argentino de Arándanos (ABC) apostaron a diferenciarse de otros actores de la región a través de la producción orgánica del fruto en las tres zonas productoras del país. Argentina cuenta con unas 600 hectáreas con certificación orgánica, 430 has en el NOA, que representan un 33% de la superficie, 120 has en el NEA, que representan el 12% de la superficie y 50 has en Buenos Aires, que representan también el 12% de la superficie.
Entre sus destinos de exportación se encuentran Europa y Estados Unidos, siendo lo orgánico un mercado en creciente desarrollo a nivel mundial, favorecido por el incremento de tendencias de alimentación saludable y consciente. Según informes del USDA el consumo de productos orgánicos en los Estados Unidos ha crecido en los últimos 15 años a tasas superiores al 10% anual.
El arándano orgánico argentino realza las características propias de nuestro fruto que se destaca por su sabor más dulce y que cuenta con numerosos beneficios para la salud como el mejoramiento de las funciones cognitivas, la prevención de enfermedades cardiovasculares y la reducción del colesterol malo.
A través del Plan Estratégico para la Producción Orgánica de Argentina lanzado en 2010 que encabeza el Ministerio de Agroindustria, se trabajó con actores del sector público y privado en torno a fomentar la adopción de este sistema de producción que contribuye a la preservación ambiental y a la inclusión social y desarrollo territorial de productores locales.
Desde ABC estiman que el precio del arándano orgánico en el mercado es de un 25% más alto que el convencional, debido al mayor cuidado y demanda de mano de obra que requiere la producción orgánica. Argentina posee un potencial enorme para el desarrollo de cultivos orgánicos dadas sus condiciones agro-climáticas y además también cada vez existen más herramientas biológicas para el control de pestes. Se trata de un producto que va en línea con el paulatino crecimiento local de tendencias “craft” y sustentables y que se adapta en su practicidad a la vorágine de la vida cotidiana, siendo una alternativa saludable al consumo de snacks y pensado para toda la familia.